Telma Taurepang proviene de una larga línea de activistas. Vive en el estado brasileño de Roraima, en la región amazónica de Amajari, donde su familia ha luchado durante décadas por la demarcación de los territorios indígenas: sus abuelos y tíos han sido por muchos años líderes en sus comunidades.
“Como mi tío era cacique (el rango más alto de liderazgo indígena), crecí viendo cómo la gente seguía su lucha en nuestros territorios”, recuerda Taurepang. “Con el tiempo, esto me llamó la atención”.
Aunque su abuela fue un gran ejemplo al sobresalir en posiciones de liderazgo, ese activismo se dejó principalmente en manos de los hombres. Hoy, Taurepang está trabajando para cambiar eso. Dirige la Unión de Mujeres Indígenas de la Amazonía Brasileña, o UMIAB, una organización local que promueve los derechos de las mujeres indígenas. UMIAB es socio del proyecto SCIOA (Fortaleciendo a las organizaciones indígenas de la Amazonía) financiado por USAID, un esfuerzo liderado por Pact que está aumentando la influencia de los pueblos indígenas en la gobernanza de la región amazónica para proteger el medio ambiente de la región y los derechos de los pueblos indígenas. A través de SCIOA, el Instituto Internacional de Educação do Brasil -IEB y otros socios, Pact está fortaleciendo las capacidades de organizaciones indígenas como UMIAB para acceder y administrar recursos financieros y así tomar el control de su propia planificación y prioridades de desarrollo en la selva amazónica de Colombia, Perú, Brasil, Surinam y Guyana.
“La UMIAB lucha por los territorios, empoderando a las mujeres indígenas para que puedan ocupar roles en los espacios de toma de decisiones”, dice Taurepang. “No solo luchamos por los derechos a la tierra, sino también por los derechos de las mujeres; queremos darles visibilidad sabiendo que, dentro de sus territorios, las mujeres sufren violencia. Las acompañamos para que comprendan que necesitan hablar, ser escuchadas y hacer sus propias demandas”.
Taurepang se ha desempeñado como coordinadora de la UMIAB desde 2016. Antes de eso, dirigió una organización indígena durante seis años: el Consejo Indígena de Roraima -CIR. En su tiempo con UMIAB, ha visto avances, como una mayor representación entre las mujeres en organizaciones regionales y nacionales influyentes, y la primera marcha de mujeres indígenas de Brasil.
“Este tipo de movilizaciones son avances muy importantes para las mujeres indígenas”, dice Taurepang.
Más recientemente, la UMIAB ha logrado avances frente a un obstáculo que durante mucho tiempo han enfrentado como organización: conectar a mujeres indígenas de los nueve estados amazónicos de Brasil. Con el apoyo de SCIOA, UMIAB instaló Internet en diferentes aldeas y está utilizando tecnología por primera vez para reunir a sus miembros a través de videollamadas.
“Por medio de las computadoras, hablamos y definimos los criterios para plantear las demandas de cualquier persona cuyos derechos no se estén cumpliendo. Buscamos formas para que estas mujeres se conviertan en las protagonistas de sus propias historias”.
Sin embargo, Taurepang reconoce que queda mucho trabajo por hacer. Entre los desafíos que ella menciona se encuentran la violencia de género en las comunidades indígenas y la “violencia institucional: la violencia del propio sistema gubernamental”.
“Una mujer indígena lucha para que el sistema entienda que hay que cuidarla en su vida diaria, en la salud, en la educación, en su desarrollo intelectual”, dice Taurepang. “Esta será siempre la lucha de las mujeres indígenas. Necesita ser fuerte, seguir adelante. Esta mujer rompe el sistema cuando actúa directamente usando su propia voz y da visibilidad a otras mujeres”.
Telma asegura que la pandemia de Covid-19 se ha sumado a estas dificultades, aislando aún más a las mujeres; aunque la conexión digital está ayudando: “podemos hablar y cuidarnos unos a otros, y también ser vistos y escuchados en el mundo exterior”.
En cuanto al futuro, Taurepang está pensando en la próxima generación. “Mi esperanza es que sin importar cuál sea el sistema de gobierno que venga, nos brinde una educación y salud adecuada para los pueblos indígenas”.
Ella espera que las comunidades indígenas, y especialmente las mujeres indígenas, ganen más terreno al asumir roles de toma de decisiones, incluso dentro del congreso nacional de Brasil, “donde podemos derogar directamente las leyes que afligen a los pueblos indígenas”.
“Necesitamos romper estos paradigmas que los sistemas imponen en nuestras vidas y que nos hacen invisibles”, dice. “Si queremos tener la capacidad de hacer que este sistema cambie, tenemos que hacerlo juntos: solo la unidad nos traerá vida de calidad dentro de nuestros territorios”.