La Estrategia Nacional de Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación Forestal – REDD+ de Colombia menciona que en los territorios donde habitan las comunidades indígenas se ubica el 46% de los bosques del país. Por esto y por su relación con la conservación, las comunidades indígenas son un actor fundamental a nivel regional, nacional, y local para diseñar e implementar estrategias de gestión del cambio climático y gobernanza del territorio.
“La noción del bosque para los pueblos indígenas, no se puede desligar de todo el conjunto de relaciones y concepciones frente al manejo del territorio y la naturaleza que tiene cada pueblo indígena, la cual se nutre de los principios y mandatos dados a cada cultura por su ley de origen (principio de origen, ley mayor) la cual se recrea en la vida y cotidianidad de cada pueblo a través de sus conocimientos y prácticas ancestrales transmitidos de generación en generación” Onu-Redd, 2018)
La diversidad cultural y las distintas visiones de desarrollo de cada uno de los nueve países que conforman el bioma amazónico representan un reto para la pervivencia de los pueblos indígenas y en especial para la biodiversidad de los ecosistemas presentes en la región. La diversidad de este territorio es, a la vez, su principal riqueza y su principal debilidad. Dentro de cada país se encuentran diferentes procesos y políticas de conservación y desarrollo. Asimismo, habitan pueblos indígenas, algunos en aislamiento o estado natural, y población colona campesina; culturas y tradiciones diferentes. Sin embargo, todos coinciden en su dependencia de los recursos naturales para su sustento económico, social y cultural.
A esta compleja riqueza de la región amazónica, se le suma la amenaza latente de la ilegalidad y la constante posibilidad de ser un escenario de proyectos de infraestructura o agricultura a gran escala, los cuales carecen de adecuada planificación acorde con los atributos ambientales de la región.
Hoy, el territorio amazónico enfrenta una realidad más compleja. Por un lado, el riesgo de ejercer la defensa y protección del territorio y, por otro lado, el impacto del COVID-19. Con respecto al primero, acorde con Global Witness, en 2019 un promedio de más de cuatro personas por semana fue asesinada por defender el medio ambiente, un total de 212 defensores muertos en el mundo. “Más de dos tercios de los asesinatos tuvieron lugar en América Latina (…). Solo la región amazónica vio 33 muertes. Casi el 90% de los asesinatos en Brasil fueron en la Amazonía” (Global Witness, 2019). Colombia se ubica en un doloroso primer lugar de defensores, defensoras ambientales, y líderes sociales, asesinados en 2019, en todo el país.
Ante la amenaza del COVID-19, las comunidades indígenas apostaron a cerrar las fronteras o los medios de acceso a sus territorios, enfrentando como consecuencia, escases de productos básicos. Acorde con la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA), “son 506 pueblos indígenas que estarían en inminente riesgo, además de 76 pueblos indígenas en aislamiento (…).” (Mongabay, 2020)
El bosque, cuya protección puede reducir el impacto del cambio climático, no ha sido una barrera suficiente para detener la llegada del COVID-19 a los territorios indígenas. En parte porque, a las afueras de esos territorios, el bosque se ha reducido debido a la presencia de la minería ilegal, el acaparamiento de tierras, la explotación ilegal de madera, las vías no planificadas.
La biodiversidad y con ésta la especie humana, continúa en peligro. Tanto el COVID-19, como el cambio climático, se presentan como una oportunidad para unirnos, protegernos y construir un modelo de desarrollo que privilegie la conservación y el uso sostenible, reconociendo en las comunidades indígenas unos aliados fundamentales en este propósito.
Desde Pact, con recursos de USAID, estamos implementando el proyecto Fortalecimiento de las Capacidades de Organizaciones indígenas en la Amazonia (SCIOA por sus siglas en inglés) que busca aumentar la influencia de los pueblos indígenas en la gobernanza de la región amazónica para proteger el medio ambiente y sus derechos.
Con un énfasis de aprender haciendo y herramientas de desarrollo de
capacidades adaptadas y culturalmente relevantes, Pact y sus aliados en el
desarrollo del proyecto[1],
están apoyando el fortalecimiento de las capacidades de las organizaciones
indígenas para acceder y administrar los recursos financieros y apropiarse de
su propia planificación y prioridades de desarrollo en la región amazónica de
Colombia, Perú, Brasil, Surinam y Guyana. Es una manera de reconocer que los
indígenas luchan por proteger su territorio para a su vez, proteger la
biodiversidad sobre la cual todos nos conectamos en un mismo sistema.
[1] Amerindian Peoples Association en Guyana, Fundación para la Conservación y Desarrollo Sostenible en Colombia, Instituto del Bien Común en Perú, Instituto Internacional de Educação do Brasil en Brasil y Vereniging van Inheemse Dorpshoofden en Suriname (VIDS)
Referencias
SIERRA PRAELI, YVETTE. Pueblos indígenas: los más vulnerables frente el avance del coronavirus en América Latina. En Monganbay. Marzo 2020. Disponible en: https://es.mongabay.com/2020/03/pueblos-indigenas-coronavirus-america-latina/
García, E., Suárez, P., Ome, A., Leguía D., Camacho, A., Yepes, A, Rodríguez, M. Perspectiva del pueblo indígena frente a la deforestación y degradación del territorio: un insumo para la construcción e implementación de Bosques Territorios de Vida – Estrategia Integral de Control a la Deforestación y Gestión de los Bosques. Programa ONU-REDD Colombia. Bogotá, 2018. Disponible en: https://www.undp.org/content/dam/colombia/docs/MedioAmbiente/Publicaciones%20proyectos/undp_co_medioambiente_redd_indigenas.pdf
Global Witness, 2019. Disponible en https://www.globalwitness.org/es/global-witness-records-the-highest-number-of-land-and-environmental-activists-murdered-in-one-year-with-the-link-to-accelerating-climate-change-of-increasing-concern-es/