¿Por qué es importante hablar de las Violencias Basadas en Género como limitantes principales de la autonomía y desarrollo de las mujeres?
Según datos de la OMS, 1 de cada 3 mujeres mayores de 15 años en el mundo ha sufrido algún tipo de violencia ejercida por su pareja, otro agresor o ambos. En Colombia, las cifras no son indistintas a esta situación y se han agudizado con los efectos generados por la pandemia. Este escenario ha sido particularmente complejo para las mujeres rurales, debido a que ya contaban con el agravante de las barreras estructurales que su contexto impone para la garantía de sus derechos.
De acuerdo con registros de la Línea de Orientación a Mujeres Víctimas de Violencia -155-, el volumen de llamadas durante la pandemia aumentó en un 129.15% respecto al 2019. Las consultas por violencia intrafamiliar aumentaron en un 141.91% y las llamadas por delitos sexuales aumentaron en un 76.47%. La situación para las niñas tampoco ha sido alentadora, pues durante 2021 se registró un aumento de la tasa de embarazo en niñas menores de 14 años y adolescentes entre los 14 y 19 años.
Esta situación ha hecho que se amplíen las brechas entre hombres y mujeres en cuanto a la garantía de sus derechos, ya que una mujer que se expone de manera constante a múltiples situaciones de violencia, es una mujer a la que se le vulnera su autonomía física, la posibilidad de generar ingresos propios y de acceder a bienes, el derecho a participar laboralmente y a construir su propio proyecto de vida. De esta manera, las violencias impiden que las mujeres cuenten con las capacidades y las condiciones concretas para tomar libremente las decisiones que afectan sus vidas (Cepal, 2021).
Los estereotipos de género que se han configurado sobre las mujeres, han sido la génesis de las violencias que se ejercen contra ellas. Los roles que la sociedad les ha impuesto normalizan el hecho de que sean ellas las encargadas exclusivas de las labores domésticas, la crianza y, en general, del cuidado de la familia. Es decir, que al ser un trabajo que se asocia a la naturaleza inherente de la mujer, el trabajo del cuidado es normalmente invisibilizado y considerado “improductivo” bajo el modelo económico actual, por lo tanto, en la mayoría de los casos no se remunera.
Vamos Tejiendo, tiene como objetivo impulsar la autonomía económica de las mujeres de las cadenas de valor de las flores y la panela. El proyecto es consciente de que existen retos para abordar la autonomía económica si las mujeres permanecen en contextos y situaciones de violencia. Por esta razón pretende impulsar un modelo de gobernanza que teja una red de entornos seguros en el que las instituciones públicas, las empresas privadas y la sociedad civil, se articulen para identificar sus corresponsabilidades en términos de protección y garantía de derechos de las mujeres.
¡Las mujeres y las niñas merecemos vivir una libre de violencias!
Hoy les invitamos a pintar el mundo de naranja con nosotras, para que hagamos un solo llamado a la prevención, acción y eliminación de todas las formas de violencias que se ejercen contra las mujeres. Los proyectos en los que trabajamos pueden ser entornos seguros para ellas si, defendemos estrategias, programas y recursos inclusivos; si amplificamos las historias de éxito que demuestran que las violencias contra las mujeres se pueden prevenir, si promovemos el liderazgo de mujeres y niñas y si involucramos a todos nuestros aliados en esta estrategia.
Conoce más sobre la campaña Pinta el Mundo de Naranja promovida por el Secretario General de las Naciones Unidas haciendo click aquí: https://www.unwomen.org/-/media/headquarters/attachments/sections/what%20we%20do/evaw/unite-campaign-2021-concept-note-es.pdf?la=es&vs=3258
Vamos Tejiendo es un proyecto financiado por el Departamento de Trabajo de los Estados Unidos,
bajo el acuerdo de cooperación número IL‐33989-19-75-K. El 100% del costo total del Proyecto es
financiado con recursos federales por un total de 5 millones de dólares. El contenido de este
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